La búsqueda de nuevos Tratados de Libre Comercio (TLC) no es un tema del todo descartable por el Gobierno nacional, y si traen beneficios para el país no tendrían que considerarse como nocivos.
Así lo expuso ayer la ministra de Comercio, Cecilia Álvarez, explicando que “un país tiene que importar y exportar, hay que suscribir tratados, no podemos estar a espaldas del mundo. Las importaciones también sirven para exportar, la mayoría son materias primas, pero hay que acompañar a las empresas para mirar cómo aceleramos los procedimientos”.
Al ser preguntada por la conveniencia de negociar más TLC, la titular de la cartera ministerial indicó que “si benefician a Colombia claro. Los tratados no son malos”.
Por ello, trajo a colación que en los años 50 había nueve instituciones que se encargaban de las exportaciones en Colombia, “hoy en día hay 18 o 19. Entonces obviamente los procedimientos son una carga y obviamente que los temas de logística, justicia, transparencia y competencia leal, son en los que tenemos que enfocarnos”.
Es así que el Gobierno se formuló la meta de que al 2018, igualará el volumen de exportaciones mineras con las industriales.
Cabe recordar que uno de los más criticados fue el suscrito con Estados Unidos, del que el Gobierno nacional destaca los beneficios obtenidos.
Buen balance
Para la Cámara de Comercio Colombo-Americana, al cumplirse dos años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos, en el contexto de una economía mundial extenuada y varios rezagos internos que representan obstáculos directos para un mejor aprovechamiento del acuerdo por parte del país.
Las últimas estimaciones del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo señalan que Colombia conserva una balanza comercial superavitaria con Estados Unidos, que en términos FOB suma US$ 7.125 millones, a pesar de que esa nación ha disminuido sus importaciones a nivel global y ha registrado un crecimiento económico bajo.
En materia de exportaciones, Colombia ha llevado sus productos y servicios al mercado americano por valor de 32.2 mil millones de dólares durante los primeros 20 meses de vigencia del TLC; un 3.4% menos que las percibidas entre mayo de 2010 y diciembre de 2011.
De acuerdo con el Ministerio, este decrecimiento se deriva de factores como el descenso de los precios en el mercado internacional de productos relevantes para la oferta exportadora colombiana como el carbón, el níquel, el café y las flores.
No obstante este fenómeno, las exportaciones industriales y agroindustriales colombianas crecieron 2.4% en dicho periodo y las agroindustriales, en las que el país tiene gran potencial, presentaron un aumento del 6.9, según reporta el Ministerio.
En el marco del tratado, las importaciones colombianas de productos americanos crecieron en un poco más del 27%.
Esto, afirma la oficina de la Viceministra de Comercio Exterior, Claudia Candela, era previsible teniendo en cuenta que Estados Unidos está aprovechando su nuevo acceso preferencial al mercado colombiano, lo que contrasta con lo que sucede con la oferta exportable colombiana, que ya tenía acceso preferencial al norte por las ventajas que ofrecía la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea).
De estas importaciones, más del 90% son bienes de capital, materias primas y bienes intermedios y el 80.7% de ellas son bienes no producidos en Colombia, lo que se traduce en un bajo nivel de competencia en términos globales para la producción colombiana y en dinámicas de sustitución de proveedores extranjeros.
En palabras de Eduardo Muñoz, director del Centro de Aprovechamiento de Acuerdos Comerciales del Gobierno nacional, “las canastas exportadoras de Colombia y Estados Unidos ni son similares o compiten entre sí.