En el Caribe colombiano, más del 80 % de los arrecifes de coral ya se han perdido por el aumento de la temperatura del océano, la contaminación, la sobrepesca, los huracanes y el aumento de población.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas es desolador aunque, según reporta, lo peor está por venir.
Hoy, las capas de hielo del planeta se están derritiendo, el hielo marino en el Ártico se está derrumbando y los suministros de agua son cada día mas escasos; el cambio climático también ha afectado las precipitaciones pluviales: las lluvias de ahora son más extremas, más intensas y más frecuentes y serán peores a finales de siglo; las olas de calor son más fuertes y frecuentes. Los arrecifes de coral se están muriendo, y los peces y otras criaturas marinas migran hacia los polos o sucumben. Los océanos están aumentando a un ritmo que amenaza a las comunidades costeras a medida que absorben parte del dióxido de carbono de los motores de automóviles y plantas de energía, y se registrará un considerable aumento de huracanes y ciclones. Ciertas especies animales se extinguirán o retrasaran su crecimiento. Conforme aumenta la deforestación aumenta también la desertización y se viene un cambio dramático en las condiciones agrícolas y ganaderas en la mayoría de los países.
A medida que continúa el hielo ártico derritiéndose, las aguas que circundan Miami podrían elevarse hasta 24 centímetros para el año 2060, según un informe elaborado por la agencia Cambio Climático de la Florida. Pero los actuales residentes dicen que ya están experimentando los efectos nocivos de la elevación del océano en carreteras y sistemas de alcantarillado obsoletos. La piedra caliza porosa sobre la cual se construyó la ciudad crea una amenaza única, porque el agua de mar se filtra a través de la fundación de la ciudad.
En el archipiélago de San Blas, en la costa caribeña de Panamá, el aumento del nivel del mar y de las mareas ya está provocando severas inundaciones. Los niveles del mar alrededor de las islas están aumentando a un ritmo de alrededor de tres cuartos de pulgada por año y se calcula que, a más tardar dentro de 20 o 30 años, las islas estarán bajo el agua.
En el Caribe colombiano, más del 80 por ciento de los arrecifes de coral ya se han perdido por el aumento de la temperatura del océano, la contaminación, la sobrepesca, los huracanes y el aumento de población isleña. Por otro lado, la deforestación en la Amazonia está causando desprendimientos de laderas que llevan grandes cantidades de material orgánico y dióxido de carbono de la atmósfera al océano.
Es sabido que los países que emiten más contaminantes son China y Estados Unidos. Uno dice que las regulaciones detendrían la marcha de una revolución industrial a la que han llegado tarde; el otro dice que no puede detenerse porque el tiempo es oro. La Unión Europea, Brasil, México también colaboran a la contaminación que hoy ahoga al planeta.
Sin embargo, hay que asumir nuestra responsabilidad y replantear su estudio haciendo local el problema. Dejar de pensar que como las grandes potencias crearon el problema les corresponde a ellas resolverlo y hacer una planificación adecuada de los riesgos y de cómo se puede hacer una reducción sustancial y sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para salvar vidas humanas es imprescindible impedir que los contratistas sigan construyendo desarrollos urbanos en zonas de riesgo.
Aunque usted no lo crea, a pesar de la copiosa evidencia sigue habiendo gente que no cree que el hombre ha sido la causa dominante del calentamiento global a partir de la mitad del siglo XX. Sabemos que la mayor parte de los efectos del cambio climático van a persistir por siglos, pero también sabemos que hay mucho que podemos hacer para mitigarlos. Lo primero es oír y concordar con la comunidad científica admitiendo que el problema es real.
Sergio Muñoz Bata