La Cámara de Comercio Colombo Venezolana considera que no solo a punta de medidas coercitivas y restrictivas se podrá disminuir el contrabando que ingresa a Colombia. Se debe enfocar la estrategia en otras acciones que ataquen las causas de este fenómeno.
Gran impacto internacional y nacional ha causado el cierre de la frontera colombovenezolana de 10 de la noche a 6 de la mañana, hora colombiana.
Para el gobierno de Venezuela, que hace un esfuerzo fiscal muy grande para subsidiar los productos de la canasta básica, el contrabando hacia Colombia causa parte del desabastecimiento en Venezuela, y de rebote impacta el nivel de precios en ese país, que es uno de los graves problemas que padece el pueblo venezolano.
Para Colombia, todo esto resulta en una competencia desleal a la producción nacional, que no solo tiene que ver con los alimentos y productos de primera necesidad, sino también con varios de los insumos a la producción.
Así es como encontramos leche uruguaya en la Costa Atlántica, pollo brasileño en la frontera colombo ecuatoriana, crema dental, jabones, que importa Venezuela de terceros países –entre muchos otros–, pero también chatarra y resinas que cruzan los pasos de frontera y las trochas en enormes cantidades.
Esta ilegalidad permea toda la frontera. Y los presidentes decidieron una estrategia para combatirla. Crearon unos comandos operativos binacionales para perseguir de manera coordinada este flagelo.
También Colombia prestará asesoría técnica en todo el tema de lavado activos a la administración venezolana.
Y seguramente hay otras acciones coordinadas que no fueron divulgadas.
Pero el punto aquí es el cierre de la frontera formal, la de los pasos donde están las autoridades.
Algunos dicen que eso es cambiar el sofá, otros que el mal no está en las sábanas. Eso es cierto. Desde la Cámara apoyamos la decisión, en la medida en que se trate de una acción coordinada de las autoridades de los dos países para combatir este delito.
En segundo lugar, porque el horario en que ocurre el cierre no afecta el comercio legal. Pero también creemos que no sólo a punta de medidas coercitivas y restrictivas se podrá disminuir el contrabando.
Se debe enfocar la estrategia en otras acciones que ataquen las causas de este fenómeno.
Los incentivos económicos que promueven esta actividad son enormes. El diferencial cambiario entre los dos países es abismal. Mientras que los precios de los productos entre las dos economías no sean equiparables, el contrabando persistirá.
Hoy ese diferencial ha llegado a niveles impresionantes: un galón de gasolina corriente en la frontera vale 140 pesos el galón, en Colombia 8.500 pesos, ¡sesenta veces más!
Y así con muchos otros productos de aseo, alimentos, etc. Mientras no se haga un ajuste cambiario en el vecino país que aterrice los precios a su realidad de mercado, el problema persistirá.
Pero también, otra manera de quitarle piso al contrabando es reactivar el comercio legal entre nuestros dos países.
Colombia está dispuesta a comprarle más a Venezuela. Pero Venezuela no compra en Colombia lo que podría.
Mientras que con Brasil, Argentina y China, Venezuela ha mantenido o aumentado el comercio que tenía con esos países en 2008, con Colombia ese comercio se ha reducido en dos tercios. Así que ¡a reactivar y facilitar el comercio legal! Esto traerá trabajo a la frontera, fuentes legales de empleo, y una convivencia sana.
Esperamos en todo caso que los Gobiernos nos cuenten los resultados de su acción conjunta de lucha anticontrabando, para poder verificar que valió la pena esta medida.
Posdata: la movilidad de personas en la frontera no debería afectarse con el cierre. No son las personas de a pie las que pasan el contrabando. Debe revisarse la medida en ese sentido y no afectar la convivencia de las poblaciones fronterizas.
Magdalena Pardo