Para Colombia se acaba la fiesta de los commodities

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La caída de la demanda mundial de materias primas básicas le pasa factura de cobro a Colombia en rubros exportadores claves.

En la década del cincuenta del siglo pasado había una gran preocupación en la teoría del desarrollo, porque los países pobres mantenían su condición y no les era posible llegar a los niveles del desarrollo.

Se elaboraron muchas explicaciones para tal situación. Una de la más aceptadas fue la planteada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal): mientras los países subdesarrollados basen su patrón de especialización exportadora en productos mineros y agrícolas, sin valor agregado, (commodities) sus ingresos no serán suficientes para generar el proceso transformador que los lleve al desarrollo. 

A ese postulado, la Cepal agregó una advertencia: en coyunturas de precios favorables, el incremento súbito de los ingresos genera revaluación de la tasa de cambio y un proceso de desindustrialización negativo para el país. Esto se asocia con lo ahora se llama la maldición de los recursos naturales.

Durante el siglo pasado, los precios de los commodities exportados por América Latina perdieron cerca de 60% de sus ingresos reales con respecto a los precios de los productos manufacturados importados; pero dicha situación se modifica desde los primeros años del siglo XXI.

Los precios de las materias primas crecieron proporcionalmente más que el de las importaciones y tuvimos una bonanza de precios con los commodities. Esta situación permitió que las cuentas del comercio exterior fueran positivas para el país, y que la minería se convirtiera en uno de los motores de la economía nacional. 

Esta coyuntura favorable se le atribuye, principalmente, al papel de China, que logra espectaculares tasas de crecimiento de cerca del 10 por ciento anual, durante varios años de la década pasada. Pero las condiciones actuales se han modificado sustancialmente: China e India crecen, pero a un ritmo menor. Ello, junto con la lenta recuperación de los países desarrollados, ha generado una caída en la demanda de commodities y, por ende, en los precios.

¿Cómo aprovechó Colombia dicha bonanza? El alto precio de los commodities estimuló la inversión extranjera directa (IED), sobre todo en minería, sector que no es gran generador de empleo. 

Según la Cepal, por cada millón de dólares de inversión extranjera, en Suramérica se crearon en promedio 2,5 empleos directos en el período 2003-2012, y en el caso de la minería, solo 0,5 empleos directos. 

Los aspectos positivos de la IED están por los lados del desarrollo de sectores complementarios y los impuestos que generan. Sin embargo, el país no aprovechó esos recursos plenamente para inversiones que pudo hacer en infraestructura, educación e innovación: o no se hicieron o se realizaron a medias.

En esas condiciones, tendremos que esperar otro período de bonanzas de los commodities para ser uno de los protagonistas de la fiesta.

*Coordinador del Área de Economía Internacional en la Escuela de Economía y Finanzas de la universidad Eafit.

Fuente: 
El Colombiano

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031 – 2022

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