Locomotora en marcha

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La cita que este miércoles comienza en Cartagena, con ocasión del congreso anual que organiza la Cámara Colombiana de la Infraestructura, es un buen motivo para tomarle el pulso a un sector cuyo desempeño es definitivo para la buena marcha de la economía nacional. A medida que disminuyen las cotizaciones de los bienes primarios y las perspectivas de la minería y los hidrocarburos se oscurecen, se torna crítico no solo asegurar la buena salud del capítulo, que desde hace varios trimestres es el de mejor desempeño en las cuentas del Producto Interno Bruto, sino garantizarle un buen futuro.

En tal sentido, el parte es alentador. Los titulares de la prensa abundan en anuncios de proyectos e inauguraciones de obras que sugieren que la locomotora de la infraestructura anda a buena marcha.
Y esa impresión no se apoya en la entrega de puentes, túneles o viaductos, pues cortar cintas no basta. Lo más importante es lo que viene, ya que las próximas ejecutorias no tienen precedentes.

La base de esa afirmación es el programa de concesiones de cuarta generación, cuya primera ola debería terminar exitosamente a comienzos de diciembre, cuando se adjudique el tramo entre Mulalo y Loboguerrero, en el Valle, para el cual hay un número plural de proponentes. En total, se trata de nueve trayectos con inversiones superiores a los 11 billones de pesos, de los cuales la mayoría comenzó la etapa del cierre financiero.

Aunque la consecución de los recursos no es tarea fácil y seguramente tomará entre 6 y 12 meses, no hay motivos para hacer sonar las alarmas. Tanto el apoyo de la Financiera de Desarrollo Nacional, que tiene un patrimonio fortalecido, como el de la banca multilateral, han servido para despejar más de una incógnita. A esto se agregan las entidades de crédito colombianas que una y otra vez han manifestado su interés en prestar los recursos que falten.

Y las cosas no terminan ahí. A comienzos del 2015 viene la segunda ola de las 4G, para las cuales el Conpes acaba de destinar una billonaria suma. No hay nada asegurado, pero si se toma como base la historia reciente, existen motivos para ser optimistas, sobre todo si no hay grandes alteraciones en los mercados de capitales.

Tal afirmación no desconoce que falta un inmenso trabajo en lo que hace a permisos ambientales, compra de predios y en general asegurar que todas las piezas del rompecabezas queden en su sitio. Pero en medio de tantas incógnitas, se puede afirmar que el viento sopla en la dirección correcta.

Esa lectura no desconoce otro avance importante. El esquema de asociaciones público privadas, que permite que una obra se haga sin el aporte de fondos del presupuesto, por fin despegó con la luz verde que recibió la doble calzada que se hará entre Ibagué y Cajamarca. De acuerdo con el Gobierno, la lista de propuestas es amplia, con lo cual es probable que antes de terminar el 2014 vengan más anuncios, a los que se sumarían otros el año que viene.

Sin duda alguna, buena parte de la responsabilidad en el entusiasmo que será palpable en Cartagena tiene que ver con el nuevo arreglo institucional. La figura del vicepresidente Germán Vargas como gran responsable del sector ha generado un sacudón notorio, con no pocas incomodidades. Aun así, su capacidad de liderazgo, sumada a su aversión a que le digan que no, eleva las probabilidades de que planes y promesas se concreten más temprano que tarde.

Claro que todavía quedan cosas por desenredar. Dolores de cabeza como el túnel de La Línea o la doble calzada que une a Bogotá con Sogamoso, necesitan solucionarse. No menos importante es el asunto de las consultas previas que ha entorpecido el desarrollo del tercer tramo de la ruta del Sol y cuyo ordenamiento es una asignatura pendiente.

Pero, sin duda, el reporte es bueno. Y hay motivos para que en un tiempo corto sea aún mejor.

Ricardo Ávila Pinto

Fuente: 
Portafolio

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Circular No.
031 – 2022

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