A la hora de hacer los presupuestos

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Nunca es fácil hacer los presupuestos si, como debe ser, se trabaja con seriedad y responsabilidad. La técnica y las herramientas de los expertos son un instrumento valioso, pero sin desconocer su ‘cientificidad’, hay momentos en los que el sentido común y la experiencia juegan un papel a tener en cuenta, así se corra el riesgo de ser calificado como empírico y poco profundo. (Confieso que me ha pasado varias veces).

Después de varios años de relativa seguridad en las predicciones y proyecciones, el 2015 pinta con un grado mayor de dificultad, por lo que debe ser objeto de gran prudencia y cuidado, pues tanto en el campo externo como interno las cosas no están para nada claras y, en esos términos, los cálculos de los datos básicos pueden ‘pifiarse’.

Los expertos dicen que las tasas de interés van a subir. Su argumento es técnicamente correcto: Estados Unidos ha dejado de financiar gratis la recuperación de la economía, que hacía desde el 2009. Y en esos términos, quien quiera dinero deberá pagar por él. Lo que no es claro es que haya una correspondencia tan automática y lineal entre las tasas en EE. UU. y aquí, pues si ello fuera así, en el caso de una tasa de interés cero (0%), como ha ocurrido en varias oportunidades, aquí se habría dado una gran reducción, y no ha ocurrido.

Los ‘sabios’ están diciendo que el precio del dólar seguirá subiendo, y hay quienes hablan de 2.300 pesos o más.

La argumentación técnica tampoco tiene reparo: si sube la tasa de interés afuera, tiende a haber una mayor demanda de dólares para invertir afuera y, entonces, hay presión sobre el precio de la divisa. De cualquier forma, se encarece el dólar para importar y eso puede compensar en algo, y, por otro lado, una mayor devaluación estimula las exportaciones y se generan más divisas. Sinceramente, no creo que el dólar pase de 2.200 pesos en el 2015.

Lo que sí parece seguro es que habrá un aumento en los impuestos como consecuencia de una reforma tributaria que el Gobierno está promoviendo en el Congreso y que los padres de la patria van a aprobar. La idea oficial es tapar el hueco de más de 12.5 billones de pesos.

La experiencia de Japón es aleccionadora: en el tercer trimestre del año se decretó oficialmente la recesión, alegando como primera razón un aumento del IVA del 5 al 8 por ciento, en un país en el que el consumo interno es más del 60 por ciento del PIB. ¡Los mayores impuestos sí golpean a los negocios y el consumo!

En el 2015 van a pasar muchas cosas buenas, sin duda, pero es mejor acogerse al estribillo de un villancico: “la prudencia que hace verdaderos sabios”.

Los presupuestos tienen unas variables implícitas que siempre están presentes y sin las cuales no es fácil que se cumplan las proyecciones: trabajar seriamente, preocuparse como nunca por el cliente y ser austeros. Eso no pasa de moda y funciona.

El Gobierno también debería aplicar esos preceptos a la hora de hacer el presupuesto, pues es muy grande el daño que produce al no tener consideraciones distintas a generar recursos para mantener un ritmo de gasto manejado con criterios de ‘mermelada’ y olvidarse de la seriedad, la responsabilidad y sobre todo la austeridad.

En Colombia, manejar 216 billones debería ser un gran reto para que se cumplan los objetivos del desarrollo que tanto se necesita.

Mario Hernández Zambrano
Empresario exportador

Fuente: 
Portafolio

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Circular No.
031 – 2022

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