Bienvenidos los planes del gobierno para impulsar la economía y que no se queden en palabras. Sobre todo, se necesita que Petro deje de minar la confianza en el sector privado con ataques a gremios y empresarios.
Colombia lleva meses escuchando que el gobierno tomará medidas para prender el motor de la economía. A pesar de las malas cifras sobre el comportamiento del sector productivo, la pasividad del ejecutivo no ayudaba y menos los ataques constantes del presidente Gustavo Petro contra los empresarios.
Pero esta vez parece que el gobierno por fin entendió que si a la economía le va bien al país también. Las alertas se encendieron cuando el Dane reveló que el PIB solo creció 0,6% en 2023, el peor desempeño en 20 años, descontando el 2020, el año de la pandemia. Y para acabar de ajustar el PIB sigue frágil este año, pues el dato más actualizado es del primer trimestre con 0.7%. Pues bien, esto hizo reaccionar al equipo económico. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, anunció esta semana las bases de un plan de reactivación que se llamará Sistema Nacional de Competitividad e Innovación, cuyos primeros detalles los explicó en una columna de opinión y se están socializando con los gremios. Ahora sí parece que se le va a poner acelerador a la reactivación.
El plan de reactivación tiene dos componentes: impulso a diversos sectores para sacar adelante proyectos que están en marcha, y una nueva reforma tributaria, que el gobierno prefiere denominar estímulos tributarios para las empresas. Sobre el impulso a los sectores económicos hay consenso en que es necesario darle un nuevo arranque a la construcción, la industria y el comercio, que llevan casi dos años de desaceleración y al sector agropecuario para que no pierda el dinamismo que ha mostrado. Así mismo, se buscan desentrabar los proyectos del sector energético, incentivando las energías limpias, y el turismo, uno de los llamados a liderar el crecimiento del país y a generar los millonarios recursos que dejará de producir el sector de hidrocarburos.
Este plan de reactivación se financiará con los recursos que no se han ejecutado del Sistema General de Regalías, y que llegan a 16,8 billones de pesos. Hay más de 2.000 proyectos incluidos en los planes departamentales de desarrollo de las diferentes regiones del país, que no se han puesto en marcha. Inicialmente se ejecutarán 8 billones de pesos.
La intención es generar más fuentes de empleo y lograr que la economía crezca este año cerca de 1,7% y el año entrante más del 3%.
A pesar de estos objetivos, un tema que no ayuda para recuperar la confianza del sector privado ni incentivar la inversión son las constantes arremetidas del presidente Petro contra los empresarios.
Por ejemplo, esta semana, en plenos anuncios del plan de reactivación, el mandatario se despachó contra la Federación de Transportadores de Carga, Colfecar, porque este gremio dijo que convocar a una Asamblea Nacional Constituyente implica mayores costos para el Estado, en momentos en que se necesita priorizar la inversión y reactivar la economía. ¡Quién dijo miedo! El mandatario calificó al gremio de estar con la extrema derecha que está en contra de la constituyente “porque saben que el pueblo no va a retroceder a la sangre y el terror de las noches. A la sierra eléctrica”.
Con semejantes palabras ¿cómo quiere el gobierno generar confianza y que el sector privado ayude a apalancar este crecimiento?. Y, a pesar de todos los ataques, el sector privado está aportando al país. Basta ver la competencia que se ha desatado entre los bancos por rebajar las tasas de interés: las redujeron para los créditos hipotecarios al 10% con el fin de sacar adelante el sector de vivienda, cuyas ventas van cayendo este año 14%. Es decir, se profundiza una crisis que comenzó el año pasado cuando cayeron las ventas de vivienda 44%.
El otro tema que genera dudas es la propuesta de una nueva reforma tributaria, que incluiría estímulos para las empresas. Bienvenida sea esta iniciativa si de verdad van a disminuir las altas tasas impositivas que tienen del cuello a las pequeñas y medianas empresas. Pero no se ve muy claro este objetivo, menos en momentos en que las finanzas públicas están pasando aceite. El Comité Autónomo de la Regla Fiscal, al analizar las proyecciones fiscales para los próximos años presentadas por el ministro de Hacienda, advirtió que el recorte en gastos de 20 billones de pesos anunciados por el gobierno es insuficiente y que se necesita una tijera mayor, de 51 billones de pesos.
Con este descuadre en las cifras no se ve fácil una reducción de impuesto. Este tema se despejará cuando se radique el proyecto de ley en el Congreso a partir del 20 de julio, así como el de las inversiones forzosas para el sector bancario con el fin de estimular el otorgamiento de créditos al agro, al turismo y al sector de energías limpias. En definitiva. Bienvenidos los planes para impulsar la economía que anuncia el gobierno. Pero ojalá no se queden en meras palabras. Y sobre todo, se necesita que el presidente deje de minar la confianza en el sector privado con sus permanentes ataques a gremios y empresarios.