La dura cuesta de la industria para competir

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Fedesarrollo reveló puntadas de estudio para la Andi, en línea con un clamor de los empresarios: menos anuncios y más acciones.

La Nación saca pecho porque la Selección Colombia es cuarta en el ranquin de la Fifa y el Gobierno porque unas estadísticas señalan que somos la tercera economía más grande de América Latina, la 30 del mundo y una de las que más creció entre enero y marzo.

Pero la realidad les recuerda a los industriales todos los días por qué Colombia ocupa el puesto 69 en competitividad; que en los últimos cinco años se pasó del lugar 72 al 97 en desempeño logístico; que cuesta el doble sacar un contenedor de Bogotá a Barranquilla, que de allí hasta Hong Kong. 

En últimas, para la industria nacional competir hoy es como jugar cuesta arriba en una cancha de fútbol inclinada a favor de los contendores de otros países. 

Esto se puso en evidencia el viernes pasado al cierre de la Asamblea 70 de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi). Antes de que se empacaran maletas, se presentó públicamente por primera vez los avances de una investigación sobre lo que ha pasado con la industria en los últimos 20 años, encargada por el gremio a Fedesarrollo. 

El centro de estudios económicos evidenció en su diagnóstico, entre otras, que el rezago de la industria en la producción total nacional (PIB) desde 2002 no es un problema de demanda, que ha crecido más que el PIB y el sector.

También llamó la atención sobre el costo laboral (en dólares) de Colombia y que se ha multiplicado por cerca de 2,44 en los últimos 12 años. De la mano, la productividad laboral agregada de la economía nacional se estancó desde hace 5 años y hoy apenas es una quinta parte de la que registra Estados Unidos, el principal socio comercial. 

Y, para ajustar, un coctel difícil de digerir. Los principales renglones donde aumentaron las importaciones en los últimos años corresponden con un bajón de la producción nacional. 

Se agrega que no solo se debió afrontar los embates de la crisis económica global de 2008 y 2009, sino el efecto simultáneo de la pérdida de un mercado natural como el de Venezuela, tras el cierre de fronteras por razones políticas. 

Y esos ingredientes mezclados con una revaluación del peso frente al dólar que pone a los importadores a vender lo mismo por menos plata, mientras los costos internos de producción son muy altos.

"Competir así es muy verraco, salvo se hagan los ajustes requeridos en una competitividad que sigue estancada (según índices del Foro Económico Mundial), mientras que otros países vecinos como Ecuador ganan terreno", afirmó Mauricio Reina, investigador de Fedesarrollo ante un auditorio de caras perplejas (ver gráficos). 

Medidas, pero ya
De ahí que el problema en Colombia no es la falta de acciones desde el Gobierno en materia de promoción industrial, sino que no se han hecho las cosas que realmente se deben hacer para ganar competitividad. 

Muchos cambios se hacen en el papel, donde se hacen ajustes de bajo impacto en la realidad: 10 documentos del Consejo Nacional de Políticas Económicas y Sociales (Conpes); más de 24 instituciones creadas o vinculadas; cuatro reformas institucionales al sistema de competitividad, sin contar leyes y decretos sobre programas de promoción sectorial.

A eso se suma la ausencia de una voz fuerte en política industrial que desde el alto gobierno ponga a todas las entidades a hablar el mismo lenguaje, y la persistencia en políticas de incentivos discrecionales. 

"Parece ser que paga más no ser competitivo, sino ser experto en hacer lobby y promover paros. Así, al final del año, es mejor el balance para quien protesta que para quien intenta hacer bien la tarea", señaló Reina.

Entre tanto, llegan a cuenta gotas medidas de fácil aplicación y alto impacto en la competitividad del país, como la que anunció el presidente Juan Manuel Santos, en la noche del viernes pasado. 

Se expidió una resolución del Ministerio de Transporte que limita a 12 horas la restricción para el transporte de carga y retirar la medida de algunos corredores viales. 

Solo con eso, el mismo Santos reconoce que son 400 horas de movilidad al año en un país que tenía hasta ahora 90 días hábiles anuales de restricción para movilizar mercancías.

"Mientras no tengamos una coordinación de alto nivel con jerarquía dentro del Estado para hacer la política de industria y luego le haga debido seguimiento y cumplimiento, pues no vamos a tener los niveles de desarrollo que requiere Colombia", apuntó Bruce Mac Master, presidente de la Andi.

Entre tanto, hay empresarios, como contó el dirigente gremial, que están obsesionados en hacer listados de trámites con los que tienen que lidiar y suman más de 80 requerimientos de distintos entes oficiales para obtener una aprobación.

¿Qué diablos hacer?
En ese contexto de preocupaciones macro y angustias micro del sector privado, desde Fedesarrollo se sugieren cuatro necesidades urgentes para que el país camine hacia una nueva política de desarrollo productivo.

Se requiere una visión compartida de país y el rol de la industria en ella, de unas políticas para el sector con alta jerarquía en el Gobierno, con una continuidad en su aplicación y que, efectivamente, lleguen a las regiones, donde se crea la competitividad.

"Pero tener el recetario sin aprender de la experiencia de los últimos 20 años para ver cómo se hace, sería muy torpe", concluyó Reina.

Fuente: 
El Colombiano

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Circular No.
031 – 2022

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