Si ha habido algún país que ha generado interés en los círculos económicos y políticos en las dos últimas décadas éste ha sido Nueva Zelanda. Las razones han sido, no solo el acelerado crecimiento económico sino la mejora en los indicadores de calidad de vida e inserción en la economía mundial.
En efecto, este país del océano índico exhibe hoy un ingreso per cápita de 30 mil dólares, casi tres veces más del observado en 1990. En solo cuatro años, de 2011 al 2015, pasó del puesto 25 al 17 en el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial (FEM).
Un rasgo característico de este éxito económico ha sido el hecho de que gran parte de la acumulación de capital ha estado basada en el sector de recursos naturales. Contrario a lo que piensan muchos analistas convencionales del desarrollo, la experiencia neozelandesa muestra cómo a partir de aplicaciones de ciencia, tecnología e innovación a los recursos naturales, es posible llevar un país por la senda del desarrollo sostenible basado en la competitividad.
Nueva Zelanda ha sabido convertir el sector de recursos naturales en verdaderas agroindustrias que la han llevado a ocupar los primeros lugares en el mundo en producción de lácteos y cárnicos, por ejemplo.
Si se observa el pilar de la innovación en el índice del FEM, Nueva Zelanda ocupa el puesto 15 en capacidad para la innovación y el 17 en colaboración entre las universidades y las empresas en actividades de investigación y desarrollo (I+D).
Factores de éxito
El Ministerio de Negocios, Innovación y Empleo de Nueva Zelanda ha desarrollado una agenda clave con seis “ingredientes” para lograr mejoras en la competitividad de sus sectores y por esa vía, mayor crecimiento y calidad de vida (Ver gráfico).
Se pueden observar dos áreas importantes a las que Colombia ha tratado de darle importancia en los últimos años como la infraestructura y la innovación. A diferencia de Nueva Zelanda, Colombia es tímida al emprender las tareas necesarias para lograr, en corto tiempo, saltos cuantitativos y cualitativos en materia de competitividad.
La definición de la agenda clave para la competitividad es desarrollada en Nueva Zelanda de la mano de los empresarios. Prueba de ello es el resultado de la encuesta que se hace a productores de diferentes sectores en la que el principal factor que observan los líderes como obstáculo para hacer negocios es el tema de la infraestructura.
Contrario a Colombia donde el primer obstáculo es la corrupción, en Nueva Zelanda este problema no aparece como preocupación para los empresarios. Aquí aparece una diferencia substancial asociada al tema institucional y de reglas de juego.
Es importante destacar que en la agenda de crecimiento de los negocios, Nueva Zelanda le apuesta, en el factor de innovación, a incrementar el número de centros de investigación de excelencia en los cuales las universidades tienen un rol esencial. Algo parecido ha desarrollado Corea del Sur con resultados sorprendentes en materia de competitividad y desarrollo.
Otro renglón de gran impacto es el que tiene que ver con las inversiones que ha hecho Nueva Zelanda en materia de educación. En la agenda de competitividad y en lo referente al entrenamiento y seguridad en los puestos de trabajo, en primer orden está la mejora en la calidad de los maestros de primaria y secundaria y una nueva estrategia de educación superior.
En síntesis, Colombia puede aprender lecciones de países como Nueva Zelanda para diseñar las políticas de competitividad y desarrollo máxime cuando se cuenta con un sector de recursos naturales abundante. El reto es volcar todas las energías para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación puestas al servicio de la creación de valor en las denominadas agroindustrias.