La inflación terminaría este año alrededor de la meta de 3 por ciento y no se espera que la cifra del PIB del tercer trimestre muestre un crecimiento suficiente para pensar en la necesidad de un aumento en la tasa de intervención del Banco de la República.
Los datos del PIB de Colombia en el segundo trimestre del 2014 evidenciaron la desaceleración que nosotros anticipábamos, al igual que gran parte del mercado, aunque su magnitud resultó ser un poco superior a la esperada. En efecto, la economía local creció 4,3 % año a año durante este periodo, por debajo del 6,5 % del primer trimestre, y se constituyó como el nivel de crecimiento más bajo de los últimos 4 trimestres, periodo en el cual la economía registró un crecimiento promedio de 5,5 %.
Esta desaceleración podría haber sido el resultado de una mayor moderación de la demanda interna frente a la que se preveía antes de la publicación de los datos. Considerando que solo se cuenta con información disponible del PIB por el lado de la oferta, nuestros cálculos sugieren que la dinámica del consumo se habría desacelerado levemente, moviéndose en una dirección opuesta a la aceleración que venía registrando en los dos trimestres previos, mientras que la inversión fija pudo haberse desacelerado en una magnitud superior.
Sin embargo, el crecimiento económico en el segundo trimestre de este año habría sido suficiente para que la brecha del producto se hubiese cerrado por completo, o incluso podría ser levemente positiva. Esta situación también se ha dado en medio de un proceso de convergencia de la inflación hacia la meta de 3 % (en agosto llegó a 3,02%), y de un continuo descenso en la tasa de desempleo que la ha llevado a ubicarse recientemente en sus mínimos históricos, muestras de que el desempeño de las principales variables macroeconómicas del país es consistente con el cierre de la brecha del producto.
DINÁMICA SECTORIAL SUGIERE MAYOR DESACELERACIÓN DE LA DEMANDA INTERNA
La desaceleración de 2,2 puntos porcentuales en el crecimiento del PIB habría estado asociada, en gran medida, a una desaceleración más fuerte de la que esperábamos sobre el componente de la inversión fija. Nuestros cálculos a nivel sectorial así lo sugieren, pues todos los sectores ligados a la inversión fija (con excepción del sector de la construcción) se desaceleraron, o cayeron, en unas magnitudes superiores a las que estábamos esperando.
El crecimiento del sector agrícola fue de 1,6 %, por debajo del 3,2 % que habíamos estimado, mientras que los sectores minero-energético e industrial registraron contracciones de 2,2 % y 1,4 %, respectivamente, siendo en magnitud mayores a las contracciones de 1,2 % y 0,4 % que esperábamos, en ese mismo orden. Por su parte, el sector de la construcción creció 10,2 %, ligeramente superior a nuestro pronóstico de 9,7 %. En conjunto, la desaceleración de estos 4 sectores ligados a la construcción explicaron cerca del 86 % de la desaceleración del PIB en el segundo trimestre.
Haciendo el mismo ejercicio para analizar la dinámica del gasto de los hogares, encontramos que la dinámica de los sectores ligados a este componente de la demanda interna fue disímil durante el último trimestre de información, pero en el balance sugieren una leve desaceleración, algo que contrasta con nuestra estimación previa que arrojaba una aceleración del consumo privado. Sectores como “comercio, restaurantes y hoteles”, y “transporte y comunicaciones”, crecieron 4,8 % y 4,4% durante el segundo trimestre, respectivamente, por debajo de los crecimientos de 5,5 % y 4,5 % del primer trimestre, en ese mismo orden. Por su parte, la dinámica de otros sectores ligados al consumo mostraron un comportamiento opuesto, como el de servicios financieros, que pasó de crecer 6 % a 6,1 % entre el primer y segundo trimestre de este año, mientras que el sector de servicios sociales se aceleró de 4,2 % a 4,6 % durante el mismo periodo.
El componente restante de la demanda interna, el gasto público, también habría sorprendido a la baja, algo que se aislaría de nuestra hipótesis de que el crecimiento del consumo público seguiría siendo impulsado por el carácter contracíclico de la política fiscal. En efecto, al analizar la dinámica del PIB del subsector de “administración pública y seguridad” (que hace parte del sector de servicios sociales), el cual se desaceleró de 8,3 % a 6,8% entre el primer y segundo trimestre de este año, y teniendo en cuenta la elevada correlación que existe entre el gasto público y este subcomponente del PIB por el lado de la oferta, creemos que el gasto público le habría restado 0,1 puntos porcentuales al crecimiento de la economía local durante este periodo, contrario a la relativa estabilidad que esperábamos previamente.
PAUSA EN LA NORMALIZACIÓN MONETARIA
Teniendo en cuenta la sorpresa a la baja en el dato de crecimiento del PIB durante el segundo trimestre, y todos los aspectos mencionados anteriormente, creemos que el Banco de la República mantendrá inalterada la tasa de interés en el nivel actual de 4,50 % en su próxima reunión, y que muy probablemente extenderá esta pausa monetaria en lo que resta del año.
Justificamos esta expectativa considerando que el lenguaje que ha usado el Banco recientemente parece mostrar que la autoridad monetaria se siente cómoda con el nivel actual de tasa de interés, pues ha manifestado que éste es suficiente para mantener la inflación y las expectativas de inflación cerca de la meta del 3 %, y la actividad económica en su nivel potencial.
Un incremento adicional de tasas dependería de sorpresas al alza en la inflación en lo que resta del año, o en la cifra del PIB del tercer trimestre. No obstante, creemos que este escenario es poco probable, pues la inflación terminaría este año alrededor de la meta de 3 % y no se espera que la cifra del PIB del tercer trimestre muestre una aceleración suficiente para pensar en la necesidad de un aumento en la tasa de intervención.