De la democracia a la oclocracia

Estás en:

En su tratado sobre la Política, Aristóteles no sólo se preocupó por definir las notas características necesarias para identificar las formas de gobierno, sino que analizó los factores que hacen que las denominadas formas puras puedan degenerar en formas impuras. Polibio, historiador griego, parte de las formas de gobierno aristotélicas y sus manifestaciones impuras, para tratar el tema de la oclocracia.

A partir de la participación de los individuos en las estructuras y decisiones de poder, se diferencia entre república y monarquía. La primera se define como aquella forma de gobierno que permite una importante participación de los individuos, mientras que la monarquía en su forma más pura se caracteriza porque no existe participación alguna, sino que el ejercicio del poder y sus decisiones fundamentales se reservan a un grupo privilegiado que recibe el don de un ser superior y transmite por sangre esa potestad sagrada a sus descendientes.

De acuerdo con las calidades de quienes participan en las decisiones de gobierno, la república se expresa a través de dos estructuras diferentes: la democracia, que supone una amplia participación ciudadana en el poder, y la aristocracia, que se presenta cuando esas decisiones se reservan a un grupo privilegiado por su estado civil o su capacidad patrimonial.

A su vez, por la forma de participación, la democracia puede ser de dos clases: democracia participativa o directa, cuando la ciudadanía interviene directamente en las decisiones de poder mediante instituciones como el plebiscito, el referendo, la consulta, la revocatoria y la iniciativa normativa. Por otra parte, se habla de democracia representativa o indirecta, cuando la ciudadanía se limita a elegir sus representantes en las distintas instituciones, agencias y corporaciones del Estado.

Pero tanto la aristocracia como la democracia pueden degenerar de manera negativa; la aristocracia en oligarquía o tiranía, cuando quienes detentan el poder no sólo son los más preparados, influyentes y poderosos, sino que actúan únicamente en defensa de sus propios intereses.

Asimismo, la democracia puede degenerar en demagogia, cuando quienes asumen el liderazgo de participación a nombre de toda la ciudadanía, lo hacen sin tener argumentos racionales ni conocimientos suficientes sobre los asuntos que realmente interesan y convienen a la ciudadanía. Polibio (año 200 a. de C.) sustituye la demagogia, como degeneración de la democracia, por la oclocracia, que se presenta cuando la decisión no la toma el pueblo sino la multitud. Dice que se presenta cuando el pueblo es manipulado y decide sin información. Es el peor de los sistemas políticos, el ultimo estado de la degradación del poder. La oclocracia se nutre del rencor y la ignorancia.

El gran peligro para la democracia, especialmente para la democracia participativa expresada a través de marchas y expresiones de distinta índole (conversaciones, mesas de trabajo, grupos de presión y similares), es que esas formas legítimas pueden ser manipuladas con mensajes emocionales, de manera que la ciudadanía termina movilizándose por emociones o por intereses ocultos desfigurados, especialmente a través del poder de las redes sociales.

Luis Fernando Álvarez.

Fuente: 
El Colombiano.

Circulares

Circular No.
031 – 2022

Indicadores económicos

Petróleo
US$68,12
Dólar
$4.149,79
Euro
$4.614,77
DTF
9,85%
UVR
375,69