Mintransporte tiene como meta incorporar en el mercado colombiano 600.000 vehículos eléctricos a 2030, aunque primero hay que superar barreras importantes.
En Colombia, el promedio de edad de los carros que ruedan por el territorio es de 19 años, un indicador que cada año aumenta y que sigue preocupando, pues uno de los principales responsables de la degradación del aire es la obsolescencia de la flota vehicular. De hecho, estudios afirman que pueden contaminar hasta 40 veces más que los modernos.
Y es que estos motores, por lo general, no cumplen con ningún estándar de emisión y generan más monóxido de carbono y material particulado que los modernos. De hecho, según el Departamento Nacional de Planeación, los costos en salud asociados a la contaminación del aire en Colombia ascienden a $15,4 billones, equivalentes al 1,93% del PIB de 2015 y están relacionados con 10.527 muertes y 67,8 millones de enfermedades.
Con miras a frenar esta problemática, el Gobierno Nacional ha venido liderando varias iniciativas, buscando apalancar las inversiones para priorizar el uso de tecnologías de cero y bajas emisiones en la prestación del servicio de transporte público y de carga, y así mejorar de la eficiencia energética y la seguridad vial. Una de ellas la realiza a través del Fondo de Ascenso tecnológico, estipulado en el Plan Nacional de Desarrollo y dirigido a las flotas de los sistemas de transporte cofinanciados por la Nación, los taxis, los vehículos de transporte de carga y las volquetas.
En el marco de la primera convención de Exploración Energética, de la Asociación Colombiana de Geólogos, el viceministro de Transporte, Eduardo Enríquez, afirmó que bajo esta estrategia se busca convertir 40.000 taxis tradicionales -a combustión- en eléctricos.
“Creamos cuatro subcuentas que hoy ya se están poniendo en marcha para la modernización del parque automotor en el país. Pretendemos, y es una tarea del presidente Gustavo Petro, pasar a los eléctricos, o pensar en el gas licuado, que es otra puerta que abrimos para avanzar. Nosotros hoy tenemos un parque automotor de 18 millones de vehículos, de los cuales 230.000 son taxis. Buscamos que unos 40.000 de ellos se conviertan a eléctricos”, sostuvo el funcionario.
Agregó que el reto está en que lo puedan lograr en los años que le quedan al actual Gobierno. “Tenemos la segunda flota más grande de buses eléctricos en Latinoamérica y ese ya es un mensaje. Hoy estamos, en materia regulatoria, avanzando en varios documentos. Es muy fácil decir que vamos a convertir tantos vehículos, pero no podemos tener una transición energética pensada solo en Bogotá, cuando tenemos realidades sociales diferentes en otros departamentos del país”, sostuvo.
Aún falta
Desde hace años, la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos) viene advirtiendo que la avanzada edad del parque automotor obedece a una política pública que incentiva la tenencia de vehículos viejos, como por ejemplo la metodología para el cálculo del impuesto vehicular en función de su valor comercial como base gravable y las restricciones a la circulación sin criterio ambiental (pico y placa), lo que alarga su vida útil y frena la renovación del sector de baterías.
El pasado mes de abril el MinTransporte incrementó los valores de reconocimiento económico para los vehículos de carga que se postulen a las diferentes alternativas del Programa de Modernización Automotor, con lo que se busca incentivar la desintegración de los vehículos de más de 20 años y el ingreso de nuevos automotores con tecnologías limpias o de bajas emisiones.
En este caso hay varias opciones que van desde el reconocimiento económico del 60% si se hace una reposición de vehículos convencionales que funcionen a diésel o a gasolina, y hasta el 100% sin reposición. Para el caso de quienes lo hagan a vehículos eléctricos e híbridos, el reconocimiento sería de hasta el 90%. Así que los incentivos podrían ir desde $51 millones hasta $181,4 millones, dependiendo de la categoría del camión y la alternativa elegida.
La cartera de Transporte y Bancóldex lanzaron hace poco la línea de crédito “Transporte de Carga Pesada se Reactiva”, que ofrece a los pequeños propietarios la oportunidad de acceder a créditos de hasta $1.500 millones para la compra o leasing (arrendamiento financiero) de nuevos vehículos de carga con peso bruto vehicular superior a 10,5 toneladas.
Por otro lado, Enríquez también anunció que a partir de octubre se iniciará con la sustitución de los tradicionales coches de caballos en Cartagena por coches eléctricos, uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad y blanco de críticas por maltrato animal.
Sin embargo, todos estos mecanismos no existen para los vehículos particulares, por lo que si alguien quisiera cambiar su vehículo viejo por uno nuevo, no lo chatarrizaría sino que lo vendería y el problema seguiría rodando por las calles colombianas.
Y aunque la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica tiene como meta incorporar en el mercado colombiano 600.000 vehículos eléctricos a 2030, aún hay barreras importantes, entre las que se destacan los altos costos y la falta de infraestructura para la carga
Otras estrategias
Para Carlos Vasco, profesor de la Universidad de Antioquia, una de las estrategias que debería fortalecerse en el país es el etiquetado de vehículos.
“Es como cuando tú vas a comprar una nevera o un aire acondicionado, estos tienen una etiqueta que dice cuál es su consumo de energía eléctrica y lo clasifica en ABCD. Así lo hacen en Estados Unidos y Europa con los carros: les ponen una etiqueta que permite a los compradores ver cuál sería el gasto en gasolina. Con eso, deja de importar solamente el precio en la decisión de compra”, explicó Vasco.
Desde Andemos, por su parte, han insistido en la implementación de bonos para la renovación de vehículos de más de 10 años o menos eficientes en consumos y emisiones más limpios por unos más eficientes desde el punto de vista energético, combinado con una política nacional consolidada para implementar programas de restricción a la circulación (pico y placa) basada en niveles de emisiones.
“Muchos países incentivan la renovación vehicular porque ven una oportunidad para dinamizar las economías en términos de productividad, recaudo y empleo. Un parque automotor más eficiente y sostenible reduce el tiempo de desplazamiento, disminuye el costo en salud pública ocasionado por las emisiones contaminantes y la accidentalidad”, indicó Oliverio García, presidente del gremio.