El fin de un auge de 10 años impulsado por el dinero barato y los elevados precios de las materias primas han generado una profunda división entre los países latinoamericanos de la costa del Pacífico, de crecimiento más rápido, y los más rezagados del Atlántico.
Venezuela, Brasil y Argentina, que conforman 98% de la suma de las economías del bloque comercial Mercosur, crecerán un promedio de 0,6% este año, según el último Panorama Económico Mundial del Fondo Monetario Internacional. Chile, Perú, Colombia y México, que formaron el grupo comercial Alianza del Pacífico en 2011, crecerán 4,2%.
La división obedece muy poco a que el oeste de América Latina enfrente el dinamismo de Asia y China y a que la región oriental esté expuesta a una Europa que aún no se ha recuperado de la crisis. Los países que tienen mejor desempeño han abierto sus economías, han adoptado políticas favorables al mercado y generan más perspectivas de inversión y productividad, dijo Ramón Aracena, economista jefe para América Latina del Instituto de Finanzas Internacionales. “Algunos países derrocharon durante los años de auge; otros hicieron la tarea”, dijo Aracena en una entrevista en Bahía, Brasil. “América Latina ya no es un bloque unificado con un ciclo económico sincronizado”.
Los países del Atlántico gastaron más, entre otras cosas en subsidios y bienestar social, mientras que ahorraron e invirtieron menos. En Brasil, el gasto actual duplica el promedio latinoamericano y los ahorros locales constituyen el 16,4% del producto interno bruto, en comparación con el 20,8% en los países de la Alianza, según un informe de abril de Goldman Sachs Group Inc. Los inversionistas y las compañías calificadoras toman nota. Moody’s Investors Service elevó la calificación crediticia de México a A3 en febrero, cuatro niveles por encima de basura. Un mes después, Standard and Poor’s redujo la nota de Brasil a BBB-, el grado de inversión más bajo, decisión que en parte ya anticipaban los inversionistas y no generó grandes cambios en los rendimientos de los bonos. “El dinero sigue al crecimiento”, dijo en una entrevista Ricardo Espírito Santo, presidente de la filial brasileña de Espírito Santo Investment Bank, que mencionó las oportunidades de financiar operaciones tras la apertura del sector energético mexicano. Ese es un país que “marcha bien, por lo que estamos concentrando nuestras actividades ahí”.
Si bien el ritmo de crecimiento de 3% de México es este año el más lento de la Alianza del Pacífico, superará el 1,8% de Brasil, que tiene el ritmo más rápido del grupo atlántico.
Los flujos ingresantes de inversiones directas, la medida del IIF de la inversión extranjera directa, creció en 2013 a 2,8% del PIB en los países del Pacífico, mientras que era de 2,1% 10 años atrás. En Brasil, el nivel creció de 1,7% a 1,9% mientras que en Venezuela y Argentina declinó de 1,8% a 1%.
Impuestos que afectan las inversiones
En los países del Atlántico abundan los ejemplos de gobiernos que ponen límites a los precios y gravan el capital o los flujos comerciales, lo que ha reducido las inversiones o afectado la demanda. El gobierno argentino estableció en diciembre un impuesto de 50% a los autos extranjeros con un valor previo a impuestos de más de 210.000 pesos (US$26.021) a los efectos de frenar la salida de reservas internacionales, que se encuentran cerca del nivel más bajo en siete años. La disposición se sumó a una devaluación de 19% del peso en enero que derivó en un aumento de los precios al consumidor.