Bogotá_Ante más de 600 empresarios Michael Porter, el gurú de la competitividad, afirmó estar orgulloso del progreso que ha tenido Colombia a pesar de su historia, de su violencia y de su inseguridad. “Es casi un milagro”, dijo el profesor del Harvard Business School, teniendo en cuenta el “difícil camino” del país.
Ser competitivos y productivos no es solo responsabilidad de los Presidentes de la Nación, también lo es de los empresarios. Y hacer bien la tarea, a través de estrategias, implica que haya un gana-gana que sea rentable para la compañía y gane la sociedad. Este es el concepto de valor compartido.
El mensaje lo transmitió ayer en el evento “Cluster y Valor Compartido, Motores de la Prosperidad”, realizado por la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), entidad que en los últimos dos años ha liderado ocho iniciativas de estos grupos económicos.
Para el profesor Porter, estos son esenciales para el posconflicto. Frente a la pregunta de los empresarios sobre su papel en esta etapa, el experto respondió que el valor compartido y los clusters son “un gran puente que une a la sociedad, crea consensos. Son las herramientas más fuertes para dar confianza en una sociedad de posconflicto”.
Más allá de la responsabilidad social empresarial, de la filantropía, el empresario tiene la misión de transformar la comunidad, de comprometerse con ella para solucionar diferentes problemas. Porter hace un llamado al sector privado para ser parte de la solución de lo que él considera el mayor reto económico, incluso por encima de la competitividad, la equidad.
En entrevista con LR, el autor más citado en negocios y economía, afirmó que el impacto de estas herramientas en el Producto Interno Bruto (PIB) no es menor.
¿Cuál es el impacto del valor compartido en el PIB?
El valor compartido tiene dos clases de impactos. Uno es que expande el mercado, crea nuevas oportunidades de crecimiento y nuevos negocios, así que de esta manera se expande la economía. También permite que las compañías operen de manera más eficiente y reduce sus costos. Nosotros encontramos en muchos países que las mejores oportunidades para el crecimiento en productividad recaen en el valor compartido.
¿Hay un porcentaje estimado de impacto en la economía?
Es completamente diferente en las áreas. Aún no sabemos cuál es el efecto total. Esta idea del valor compartido empezó a desarrollarse de 2007 a 2009, así que no tenemos suficiente historia todavía, pero hemos encontrado, por ejemplo, en la industria farmacéutica que las oportunidades de crecer son millones y millones de dólares. Así que esto es algo importante, no es pequeño.
Usted dijo que el valor compartido puede incrementar los ingresos de pequeños productores del agro. ¿De qué manera se da esto?
Una de las áreas principales del valor compartido es traer a los ciudadanos de bajos ingresos al sistema económico. Por ejemplo, los pequeños productores. Ellos tienen un ingreso muy pequeño, apenas sobreviven, tienen un pedazo de tierra en el que crecen sus cultivos. Con el concepto, las empresas más grandes trabajan con los campesinos y mejoran los métodos de cultivo, les proveen asistencia técnica, les ayudan a mejorar la calidad de sus productos, y esto implica que los precios suban.
Y a través de esta clase de valor, los ingresos de los campesinos pueden subir y eso se expande a otras dimensiones de la comunidad. En otros países desarrollados hemos visto compañías, que solían servir solo a la clase media, empezaron a atender a los de menos ingresos, con vivienda asequible, servicios de salud más efectivos, incluso hemos visto actividad del valor compartido en educación.
Las empresas están proveyendo educación y la están vendiendo. Vemos muchas formas en las que esta filosofía está atrayendo al circuito económico a los ciudadanos de bajos ingresos, dándoles más servicios, permitiéndoles mejorar sus capacidades y de superar su calidad de vida.
Eso no es a través de programas gubernamentales, eso no es a través de subsidios, es mediante el desarrollo de las capacidades. Mire la historia de Colombia, si se da subsidios no aprenden, no es a través del proteccionismo, eso no nos lleva a ningún lado.
¿Cuál es el mayor reto económico del país?
El mayor reto económico no es la competitividad, sino la equidad. Colombia está progresando, está creciendo, pero no está yendo tan rápido como quisiéramos, todavía hay mucha inequidad. A pesar de haber trabajado 10 años en la competitividad, no se ha avanzado, las políticas no son suficientes. Hay causas críticas de la inequidad. La primera es que la gente no tiene educación, no han tenido la habilidad para desarrollar sus capacidades. La segunda área crítica para la inequidad es la discriminación, personas que no tienen oportunidades porque son negros o blancos, o mujeres. Son los outsiders. El gran reto del Gobierno es resolver las necesidades básicas insatisfechas de los más pobres.
¿Cuál es el papel del sector privado en este gran reto?
Tenemos que encontrar la manera de que haya un puente entre los que tienen y los que no, y el sector privado no puede esperar más tiempo para involucrarse. Y lo puede hacer a través del valor compartido. Todo lo que hace debe estar pensado en cómo puede tener el máximo efecto en la sociedad, ya sea contratando gente que no tienen muchas habilidades o capacitando a los campesinos o trabajando con Pyme. No es una sola y grande manera de hacerlo, sino es mediante pequeñas y varias soluciones.
La opinión
Santiago Rojas
Ministro de comercio, industria y Turismo
“Colombia sigue en la tabla media de la competitividad a nivel mundial. A pesar de esto, hoy somos un país diferente. Hay que trabajar de manera articulada con las empresas”.
Andrea Carranza Garzón