Colombia espera atraer inversiones por 2.600 millones de dólares en petróleo en medio de un panorama complejo.
Los próximos días serán cruciales para definir el rumbo del sector petrolero de Colombia, que afronta una compleja situación por los atentados a su infraestructura, la disminución en la producción y la protesta de algunas comunidades en varias regiones productoras.
El próximo 23 de julio se sabrá cuáles empresas nacionales o extranjeras están dispuestas a realizar millonarias inversiones para encontrar más crudo, un recurso que se está agotando y que alcanza para menos de siete años. Las compañías interesadas destaparán sus cartas en la ‘Ronda Colombia 2014’, un plan de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) en el que se subastarán 95 bloques o áreas, ubicadas en las costas Atlántica y Pacífica, los Llanos Orientales y el departamento del Putumayo, entre otros.
El gobierno espera el ingreso o fortalecimiento de grandes jugadores dispuestos a desembolsar 2.600 millones de dólares para explorar nuevos pozos. Pero solo ese día se sabrá qué tan alto es el interés de las multinacionales y si están dispuestas a meterse de lleno a buscar crudo en otras fronteras que no han sido suficientemente explotadas, como los yacimientos costa afuera (off shore) y los no convencionales, hidrocarburos que por estar a una mayor profundidad son más difíciles y costosos de extraer.
Hasta el momento cerca de 40 empresas presentaron documentación para participar en la subasta de esos bloques. Entre ellas están las estadounidenses Shell, Exxon, Crevron y Anadarko; las canadienses Talisman, Canacol y Meta Petroleum (subordinada de Pacific Rubiales); la española Repsol, la noruega Statoil, la brasileña Petrobras, la francesa Total, y Ecopetrol, entre otras.
El director de la ANH, Javier Betancourt, es optimista frente a los resultados de la subasta porque Colombia es uno de los países más atractivos de América Latina para invertir en el sector. Un estudio de la consultora Arthur D. Little destaca las buenas condiciones fiscales y contractuales que ofrece el país para las compañías petroleras.
Además, si bien en Colombia no se han hecho grandes descubrimientos de hidrocarburos en las últimas dos décadas, hay un gran potencial para ser explotado. La Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) señala que en no convencionales se podría multiplicar por seis las reservas, en off shore por tres y en campos maduros se podrían duplicar sus recursos. Las reservas del país llegan hoy a los 2.447 millones de barriles.
Sin embargo, el panorama para esta industria se ha oscurecido en los últimos meses por una seguidilla de hechos que podrían tener un impacto en la Ronda Colombia. Es el caso de los atentados a la infraestructura petrolera. Un informe de la comisionista Acciones y Valores señala que en lo corrido del año se han registrado 64 ataques – Caño Limón estuvo paralizado más de dos meses–.
Por estos atentados la producción está en retroceso. Luego de que el país superó la barrera del millón de barriles diarios el año pasado, en los últimos meses bajó a 964.000. Ecopetrol, que responde por el 65 por ciento de la producción, es la más afectada, lo que se ha traducido en una fuerte caída en el precio de su acción.
En lo que va corrido del año el valor del título de la compañía ha descendido en cerca de 15 por ciento –el jueves pasado llegó a 3.160 pesos, el nivel más bajo de los últimos cuatro años–. Otros hechos que han incidido en ese comportamiento negativo son las bajas expectativas frente a los próximos resultados financieros de la compañía y los crecientes rumores sobre el cambio de su presidente, Javier Gutiérrez.
Pero la situación también se ha complicado por las demoras en el otorgamiento de las licencias ambientales y por las protestas de algunas comunidades que están en contra de actividades exploratorias en sus regiones.
“Colombia tiene que superar los cuellos de botella que no le permiten aumentar sus niveles de producción. Pero estamos a tiempo para tomar las medidas que se necesitan y evitar perder competitividad frente a países como Argentina, Brasil o México que están haciendo grandes esfuerzos para buscar petróleo y atraer inversión”, dice el presidente de la ACP, Alejandro Martínez.
El país no puede correr el riesgo de dejarse coger ventaja de estos problemas porque buena parte de sus ingresos dependen del sector petrolero. Para dimensionar el impacto del crudo en la economía basta decir que el 55 por ciento de las exportaciones totales son hidrocarburos, que al sector llega el 35 por ciento de toda la inversión extranjera que ingresa al país y que entre dividendos, regalías e impuestos, la Nación recibe anualmente cerca de 34 billones de pesos, una tercera parte de sus ingresos totales.
La preocupación por el tema llevó al ministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, a convocar a todos los sectores involucrados para encontrarles salidas a estos cuellos de botella que frenan al sector.
El rival azteca
Pero la Ronda Colombia no solo debe enfrentar problemas internos sino también a un competidor de peso pesado. Se trata de México, país que por primera vez en 76 años abre sus puertas al capital privado, nacional y extranjero, y acaba con el monopolio de Pemex.
La nacionalización del petróleo fue un motivo de orgullo para los mexicanos que la esgrimían como una bandera de su soberanía. En 1938 el presidente Lázaro Cárdenas expulsó a 17 multinacionales y creó la estatal Pemex, que durante casi ocho décadas mantuvo el control de la exploración y explotación del crudo. Pero esa hegemonía se acabó cuando el actual presidente Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), presentó la reforma energética, catalogada por los analistas como la propuesta más revolucionaria del gobierno en 80 años. Actualmente el Congreso mexicano discute más de 20 leyes que le darán viabilidad a la reforma.
En los próximos meses el país azteca realizará la Ronda Uno en la que las empresas nacionales y extranjeras podrán ofertar por los campos en los que estén interesados. México, al igual que Colombia, está en la afanosa búsqueda de más petróleo ya que sus reservas de 10,5 millones de barriles solo alcanzan para seis años. La producción diaria, de 2,5 millones de barriles, más del doble de la colombiana, también ha estado en declive. En la última década cayó en 20 por ciento ante la pérdida de competitividad de Pemex.
Algunos analistas afirman que si las condiciones económicas y fiscales que otorga México en los nuevos contratos son más favorables podría desplazar buena parte de la inversión que Colombia tiene prevista. Pero otros, por el contrario, consideran que esta es una gran oportunidad para el país. Ecopetrol, por ejemplo, está a la espera de los bloques que ofertará el gobierno mexicano. Además, la petrolera colombiana lleva varios años explorando en la parte estadounidense del Golfo de México. A través de Ecopetrol América, su filial en Estados Unidos, participa en proyectos de aguas profundas – tiene más de 140 bloques– junto con varias multinacionales como BP y Statoil.
Pacific Rubiales, por su parte, anunció la creación de una filial en México (la sociedad Pacific Rubiales E &P México). Bajo este panorama, Colombia se alista para la nueva dinámica de su sector petrolero y espera que se despejen algunos nubarrones.
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