Además, aseguró que pese a las altas tasas y la inflación, que afectaron la calidad y crecimiento de la cartera, el sistema financiero se recupera.
El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, dijo que pese a que el ajuste en la política monetaria subió las tasas de interés, lo que terminó afectando el crédito y de paso el resultado de los bancos, por cuenta de las mayores provisiones y castigos de cartera, la peor parte de dicha coyuntura ya terminó.
Durante la inauguración de la edición 58 de la Convención Bancaria de Asobancaria, Villar aseguró que hacia adelante la perspectiva es de un crecimiento económico en proceso de recuperación y de menores costos de fondeo.
Mencionó que, de hecho, las tasas de los CDT se han reducido a lo largo del último año en magnitudes mayores a las de la reducción en las tasas de política, algo que probablemente se explica por las perspectivas de reducciones en estas últimas en un contexto de inflación a la baja y por la mayor tranquilidad que existe actualmente sobre la liquidez que otorga el Banco de la República.
Recordó que como ha sucedido en la mayor parte de los países de la región y del mundo, la política monetaria en Colombia ha atravesado tiempos particularmente turbulentos durante los últimos años, pues el Banco de la República aumentó su tasa de interés de política monetaria en 11,5 puntos porcentuales entre septiembre de 2021 y abril de 2023, cuando alcanzó el 13,25 %. En ese momento, la inflación había alcanzado su nivel máximo, cercano al 13,4 %.
Desde entonces, la inflación ha disminuido en más de 6 puntos porcentuales, hasta el 7,16 % en abril de 2024, que es la última cifra disponible. "En términos de nuestra propia historia, esta reducción de la inflación es una de las más fuertes para un lapso de solo 13 meses que hemos observado en los más de 100 años de existencia del Banco de la República. La inflación básica, por su parte, que llegó a 10,5 % a mediados de 2023, ha bajado desde entonces más de 4 pp, hasta 6,37% en abril de 2024", aseguró.
Sobre el pedido de analistas y personalidades que han pedido acelerar la caída de las tasas, advirtió que es una discusión compleja y "al respecto creo importante destacar que la tasa de interés actual es ciertamente alta y refleja una postura contractiva de la política monetaria y va de la mano con algo que he expresado públicamente en múltiples oportunidades y es que en la Junta Directiva del Banco de la República hay consenso sobre los beneficios que tendría contar con unas tasas de interés más bajas en la economía colombiana vis-a-vis las que hoy estamos observando".
Igualmente, defendió los beneficios de la cautela y la conveniencia de avanzar con paso firme para evitar que un intento por correr demasiado en la reducción de tasas pueda frenar la senda de caída en la inflación y conduzca por esa vía a reducir las posibilidades de seguir bajando las tasas de interés o eventualmente a requerir de nuevos aumentos.
Y advirtió que la única forma de tener tasas de interés bajas de una manera sostenible es que la tasa de
inflación sea baja y estable, lo cual se traduce para efectos prácticos en que esa tasa converja a la meta de 3 % con la que se ha comprometido la Junta.
Mencionó que la economía colombiana se destaca por ser una de las que mantiene la inflación más alta
entre las economías que siguen una estrategia de política de inflación objetivo. Aunque la tasa de inflación se ha reducido de manera importante en el último año, dijo que debe reconocerse que lo ha hecho a una velocidad considerablemente menor de la que se ha observado en muchos otros países del mundo y en particular en países comparables.
Mencionó que se espera que la inflación continúe reduciéndose, pero las expectativas del mercado y el equipo técnico del Emisor coinciden en pronosticar una inflación de alrededor del 5,5 % a final del año, aún por encima de la meta del 3 %. Para Villar, esto implica que 2024 será el cuarto año consecutivo en el que no se cumplirá la meta de inflación.
El gerente del banco central colombiano dijo que el choque inicial de demanda en 2021 y 2022 fue más fuerte que en otros países. En esos dos años, el PIB de Colombia creció respectivamente 10,8 % y 7,3 %, jalonado fuertemente por la demanda, lo cual generó presiones inflacionarias que se enquistaron en la economía colombiana.
Recordó que el peso colombiano experimentó una depreciación muy fuerte en 2021 y 2022, años en los cuales los bonos del gobierno perdieron el grado de inversión debido a grandes déficits fiscales. Esta depreciación probablemente explica presiones inflacionarias adicionales que actuaron con rezago, al menos hasta mediados de 2023. En otros países de la región no se observaron depreciaciones de las monedas de las dimensiones observadas en Colombia.
Villar aseguró que los precios relativos de los alimentos tuvieron un aumento particularmente fuerte en el caso colombiano desde 2021, en un proceso que solo comenzó a revertirse en la segunda mitad de 2023, además, como es bien sabido, el gobierno colombiano congeló los precios internos de los combustibles en 2021 y 2022, lo que generó un enorme costo fiscal y requirió que el gobierno actual los ajustara fuertemente al alza, comenzando en el último trimestre de 2022. Para Villar, esto implicó un aumento de más del 50 % en los precios de la gasolina durante 2023, haciendo obviamente más difícil y costoso el proceso de reducción de la inflación en ese año.
Mencionó que los procesos de indexación de precios a la inflación observada en el pasado son particularmente extendidos en la economía colombiana, en parte por la historia de una inflación sostenida del orden de 20 % a 25 % durante varias décadas en la segunda mitad del siglo XX.
Para Villar, esa indexación se ha manifestado de manera particularmente intensa en los años más recientes en la medida en que durante los últimos tres años se han decretado aumentos en el salario mínimo muy por encima de la inflación observada, creando así presiones inflacionarias adicionales en el mercado laboral. Esto a su vez contribuye a explicar que el ritmo de crecimiento de los precios se mantenga particularmente alto en el sector servicios, en el cual los costos laborales son particularmente relevantes y los procesos de indexación prominentes, en particular en subsectores como el de arrendamientos.
El hecho es que cuando miramos la evolución de la inflación sin alimentos ni regulados, la del sector de servicios ha sido particularmente persistente y todavía en abril se mantenía por encima del 8%, lo cual contrasta con la inflación de bienes, que para abril era de 2,35 %.
Reconoció que la política contractiva se hizo necesaria para bajar la inflación y moderar desequilibrios macroeconómicos. "Ello ha sucedido en la mayor parte de los países del mundo y la enseñanza que debemos extraer de allí es precisamente sobre la conveniencia de adelantar políticas encaminadas a garantizar que la inflación se mantenga de manera estable alrededor de la meta y no tenga aumentos cuya reversión resulta tan difícil y costosa en términos de crecimiento y empleo", dijo
Para Villar, en el primer trimestre de 2024 el crecimiento ajustado por efectos calendario fue de 0,9 %, que sorprendió positivamente a la mayor parte de los analistas. "Se trata sin lugar a dudas de un crecimiento bajo pero superior al de 2023 y que de acuerdo con las proyecciones del equipo técnico del Banco podría indicar el comienzo de un proceso de recuperación tras el fuerte ajuste que hemos tenido en el último año y medio. De hecho, el equipo técnico pronostica en su escenario central un crecimiento del PIB del 1,4 % en 2024, lo cual implicaría una aceleración significativa con respecto a 2023".
Destacó el reciente proyecto de decreto de la Unidad de Regulación Financiera del Ministerio de Hacienda (URF) en el cual, se plantea un tratamiento regulatorio para las operaciones inmediatas entre usuarios de una misma entidad y señaló que se ha trabajado en construir sobre lo construido, reconociendo los avances que ha hecho la industria.
Recalcó que se busca lograr una interoperabilidad plena que garantice la posibilidad de enviar recursos desde cualquier cuenta a cualquier cuenta con independencia de la entidad, sistema o mecanismo operativo de procesamiento, así como definir elementos básicos comunes en la experiencia del usuario que garanticen que esa interoperabilidad plena sea eficaz y sencilla para los usuarios, sin que ello desestimule la innovación, competitividad y escalabilidad por parte de las entidades involucradas.
HOLMAN RODRÍGUEZ MARTÍNEZ